Espacios de muerte
Vida y Muerte. Realidades conectadas
Vida y Muerte. Realidades conectadas
Como fenómeno antropológico con huella en el registro material, la muerte representa uno de los grandes ámbitos de la ciencia arqueológica. Los restos funerarios han sido tradicionalmente una valiosa fuente de información sobre la vida en el pasado, por su concentración y conservación: son los vivos quienes entierran a los muertos. La alta mortalidad, unida a la baja esperanza de vida de las poblaciones del pasado definen como frecuente la experiencia de la muerte. Esta convivencia cotidiana determina su confrontación y estrategias.
¿Es siempre la muerte el final?
El registro funerario constituye un fecundo campo de estudio sobre el pasado. El análisis de los propios restos fúnebres, sus contextos y ritos proporcionan preciosos datos para explicar la organización, creencias y percepciones de las sociedades, según tradiciones muy diversas donde las mujeres tienen un papel protagonista en el cuidado de los muertos.
Funeral del pueblo Toraja, Isla de Sedawesi (Indonesia)
Conviven con sus muertos, los visten, alimentan y hablan con ellos como parte esencial de su cotidianidad.
La arqueología de la muerte y las mujeres
¿Quiénes eran, qué edad tenían, qué vidas tuvieron, por qué fallecieron…? Son preguntas que se formulan desde la arqueología funeraria para precisar la dieta, enfermedades, actividad física, causas de muerte, parentesco o esperanza de vida de las mujeres… datos sobre su identidad individual, que ayudan a entender su identidad social o colectiva.
María Paz de Miguel Ibáñez “El estudio arqueológico de los restos humanos”
Enterramientos en cuevas, simples o múltiples, fosas y hoyos con cremaciones e inhumaciones depositadas bajo las viviendas, tumbas y restos funerarios aislados fuera de los cementerios…, conocemos prácticas muy diversas a lo largo de la historia que conectan vida y muerte, al tiempo que proporcionan numerosas evidencias sobre las sociedades antiguas.
“Dama Roja” de la cueva del Mirón, Ramales de la Victoria (Cantabria)
Enterramiento en la cueva de Hilazon Tachtit (Israel)
Cadáver de una mujer con una pelvis deformada y que, probablemente, cojeaba. Fue depositada sobre un lecho de materiales especiales como cuernos de gacela, bloques de piedra caliza, 86 caparazones de tortugas, conchas de mar, un ala de águila, una pelvis de leopardo, un brazo de jabalí y un pie humano. La tumba se selló con una gran piedra.
Neolítico. Hace 12.000 años
Enterramiento del Campo de Hockey de Camposoto, San Fernando (Cádiz)
Tumba en la que aparecen dos personas frente a frente y con los brazos entrelazados. Una mujer de unos 10 -14 años y un hombre de entre 21 y 30 años. De momento no se ha podido saber si eran familia o qué grado de parentesco había entre ellos.
Neolítico. Hace 6000 años.
Enterramiento doble procedente de Peñalosa, Baños de la Encina (Jaén)
Aparecieron un hombre joven (20 años) y una mujer (30-40 años). La mujer es la última en ocupar la sepultura. Su cuerpo presentaba patologías visibles en su esqueleto resultado de haber sufrido procesos de deficiencias alimenticias o anemias a lo largo de su vida.
Edad del Bronce. 1750-1600 a. C.
Enterramiento, probablemente de una familia, de Hacienda Botella, Elche (Alicante)
Cremación de cuatro personas, un varón y una mujer adultos, una joven y un individuo infantil de unos cuatro años, que murieron casi simultáneamente a consecuencia de un proceso infeccioso, acompañados de un rico ajuar.
Cultura ibérica. Siglo II a. C.