Espacios vividos
Espacios del día a día
Los espacios cotidianos son lugares donde sucede la vida, y su ubicación en el medio, su forma, tamaño, compartimentación y materiales de construcción informan sobre el grado de complejidad social y económica de los grupos.
De espacios compartidos al aire libre a la casa
En la Prehistoria, los lugares de habitación son tanto cuevas y abrigos como asentamientos al aire libre. Son espacios compartidos en los que se realizaban actividades necesarias para el mantenimiento y la supervivencia del grupo. Los restos localizados alrededor del fuego indican dónde se realizaron las actividades: el trabajo de la madera, del hueso o la talla de piedra para la fabricación de útiles y herramientas, el procesado de los alimentos o la elaboración de objetos con fibras vegetales y más tarde el tejido.
Compartir la vida junto al fuego
Cova de Bolomor
Asentamiento Cova del Parpalló (Gandía Valencia)
Aunque las comunidades cazadoras-recolectores ya construyeron las primeras cabañas, será a partir de las sociedades agrícolas cuando estas se conviertan en el lugar de hábitat más frecuente formando los primeros poblados para, a partir del siglo VI a. C. en la Península Ibérica, dar paso a las ciudades.
Audiovisual sobre poblado calcolítico de Marroquíes Bajos (Jaén)
Poblado Argárico de Peñalosa
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Barrio Helenistico de Rodhe, Roses (Girona)
Las excavaciones realizadas en la colonia de Rhode pusieron de relieve que una parte importante de las casas presentaban, junto a las áreas domésticas, zonas de producción artesanal, de cerámicas o de artefactos metalúrgicos. Esto apunta a que la mayoría de las familias griegas se dedicaban a la agricultura, pero también, en una proporción importante, a actividades artesanales y de intercambio comercial.
Cultura griega. Finales del siglo IV a. C.
Casas con elementos textiles del oppidum de Puente Tablas (Jaén)
Es frecuente que aparezcan restos de telares en las casas. Se trataría de una actividad en el ámbito familiar y también una actividad socioeconómica de las más importantes.
Se documentan pesas de telar y fusayolas junto con otros elementos textiles en varias de las casas del oppidum. Las pesas de telar suelen aparecer apiladas o juntas en un mismo lugar, que suele corresponder al sitio donde se ubicaba la estructura del telar, de madera, un material perecedero que no suele conservarse.
En otros espacios, también se encuentran utilizadas en prácticas rituales, como en el santuario de la Puerta del Sol y áreas de la zona palacial.
Cultura ibérica. Siglo IV a. C.
Casas fenicias y púnicas
En los asentamientos fenicios y púnicos las actividades productivas se desarrollaron frecuentemente en espacios residenciales. Tareas productivas y trabajos destinados al cuidado del grupo doméstico tenían lugar en los mismos espacios. En algunos casos, talleres alfareros y metalúrgicos se encuentran asociados a contextos domésticos, que compartían tecnologías como el uso de molinos de vaivén. En este sentido, se sugiere la participación de mujeres en actividades productivas como la alfarera y la metalúrgica.
Cultura fenicia. Siglos VII-II a. C.
Mujeres habitando todos los espacios
En la Antigüedad, lejos de reducir la cotidianeidad al ámbito doméstico, las actividades de mantenimiento se distribuían por todos los espacios habitados, no sólo en las casas, también en las calles, los edificios públicos, las plazas, los campos, los bosques, … En todos estos espacios se interacciona con otras personas fuera del ámbito familiar, son lugares de encuentro y socialización, en los que se dialoga y se intercambia información, en los que las mujeres estaban y están presentes, aunque, con frecuencia la historia las haya obviado.
Gracias a la investigación arqueológica y a las fuentes escritas tenemos información sobre trabajos especializados en la Antigüedad en el ámbito urbano. A través del estudio de los espacios y la iconografía, y también de inscripciones funerarias en las que se recuerda a profesionales, disponemos de nombres y una dedicación laboral, aunque no siempre podemos saber si esa persona desarrollaba su actividad en el ámbito doméstico o en alguna “tienda” o “taller”.
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Recreación de una calle de la ciudad de Herculano (Nápoles)
Cultura romana. Siglo I d. C.
Inscripción funeraria de Sentia Amarantis
La inscripción completa la información sobre la difunta y su esposo, quien dedica la lápida a su memoria. Sin embargo, la verdadera particularidad de esta pieza no recae en su uso funerario, sino en la visibilización del oficio de tabernera y el papel de la mujer en la sociedad romana.
Cultura romana. Siglos II-III
Hidria de figuras rojas con representación de mujeres acudiendo a la fuente pública
Acudir a las fuentes a recoger agua era una actividad cotidiana que permitía a las mujeres salir del hogar para encontrarse, charlar e intercambiar ideas. Además de las necesidades cotidianas, existían ciertos rituales en los que era preciso la recogida de un agua con características específicas.
Cultura griega. 520 a. C.
Inscripción funeraria de Licinia Materna, Minas de Riotinto (Huelva)
¿Las mujeres participaban en la extracción del mineral o laboreo? Quizá Licinia Materna, cuya inscripción funeraria se encontró en Río Tinto, una importante región minera, se había trasladado a este lugar para participar de su explotación minera. En el texto se indica que era novaugustana, es decir, provenía de una ciudad situada en Lara de los Infantes.
Cultura romana. Siglo I d. C.
“Entre los ártabros, que son los pueblos más remotos de Lusitania hacia el noroeste, la tierra tiene eflorescencias de plata, estaño y oro blanco (por estar mezclado con plata) y que esa tierra la arrastran los ríos. Y las mujeres, rascándola con sachos, la lavan en tamices tejidos en forma de cesto”
Estrabón, Geografía, 3.2.9