Las mujeres y el curso de la vida
El curso de la vida
“Quisiera saber lo que seré, soltera, casada, viuda o monja…” Esta vieja canción de comba refleja la mirada tradicional que define el curso vital de las mujeres en relación con su papel de madres y la relación que establecen con los hombres. Esta visión masculina deja de lado que el curso de la vida de las mujeres recorre caminos más amplios y variados y oculta la diversidad de experiencias de las mujeres a lo largo de su existencia. Las biografías de las mujeres son variadas y heterogéneas y están conectadas con el cuidado y la continuidad de la vida, pero también con la economía de sus grupos y comunidades, con la movilidad en paisajes y territorios, con la conexión entre gentes y culturas, o con la transmisión del saber y conocimiento.
¡Ha nacido una niña! Infancias femeninas y ritos de paso
El nacimiento de una niña o niño era un acontecimiento de gran importancia para las comunidades del pasado. Tras los primeros años de vida, socialización y aprendizaje, la aportación de las criaturas era decisiva para el grupo. Eran garantía de su continuidad. Representaciones y textos nos permiten conocer distintos rituales y celebraciones que acompañaban la llegada de una nueva vida. Estas informaciones son especialmente ricas en los contextos del Mediterráneo antiguo. En estas sociedades, también el paso de la niñez a la edad adulta era un paso marcado ritualmente con celebraciones en las que las niñas abandonaban sus cuerpos infantiles y los elementos que simbólica y materialmente definían esta etapa de sus vidas: su pelo, sus vestidos, sus juguetes… En ellas se transformaban socialmente y adoptaban los nuevos vestidos, ornamentos o gestos propios de los nuevos roles que adquirirían en su edad adulta.
Mujer sosteniendo a un niño/a desnudo/a del Collado de los Jardines (Jaén)
Esta pieza, depositada en un santuario, muestra la presentación de una criatura ante la divinidad. Madre e hijo/a se presentan en auténtica sintonía corporal y gestual. Son prácticas de presentación-protección, a partir de las cuales la infancia más temprana se incluye en el espacio comunitario de identidad religiosa.
Cultura ibérica. Finales del siglo IV – siglo III a. C.
Hidria de figuras rojas con escena familiar
En la Atenas clásica, para anunciar que en un hogar había ocurrido un nacimiento, en la puerta de las casas se colocaba un fragmento de lana, si era una niña, y una rama de olivo si era varón. Ya en este momento se definían las diferentes tareas asociadas al género: el tejido para las mujeres y la actividad militar, para los niños.
Cultura griega. 440–430 a. C.
Escena de hilado y tejido de cerámica del Tossal de Sant Miquel de Llíria (Valencia)
Dentro de las definidas como tecnologías de lo cotidiano debemos incorporar algunas actividades fundamentales que requerían la transmisión de conocimientos. Así es en el caso de la manufactura textil, una actividad muy valorada, que estaría relacionada con la esfera femenina. Su vinculación a la infancia, en el contexto del aprendizaje, se aprecia en imágenes como esta, en la que se observa a dos jóvenes, peinadas con trenzas, realizando tareas textiles.
Cultura ibérica. Siglos III-II a. C.
Atuendo y símbolos implicados en los ritos de paso en el mundo ibérico
Conocemos bien este tipo de ritualidad en algunos espacios de culto, como los pertenecientes al territorio de Cástulo donde ritos prenupciales eran protagonizados tanto por muchachas como por muchachos. En este rito, el corte de pelo y su ofrenda suponían la materialización del paso de edad y del abandono de la infancia.
Cultura ibérica. Siglos VI- III- a. C.
En los santuarios de Artemisa las niñas pasaban un periodo de reclusión en el que, a través de ritos de danzas, entre otros, adquirían la capacidad de ser aptas para el matrimonio. Se entendía como un proceso civilizador, en el que las jóvenes salían “domesticadas” y listas para el matrimonio.
Cultura griega. 500 a. C.
«¿Por qué a los niños varones les dan nombre a los nueve días y a las niñas a los ocho? ¿Acaso el hecho de que a las niñas se les dé primero tiene por motivo su naturaleza? Pues lo femenino crece, madura y llega a su perfección antes que lo masculino. De los días toman los que siguen al séptimo; pues el séptimo es peligroso para los recién nacidos, entre otras razones, también por la del cordón umbilical. Pues en la mayoría de los casos se separan el séptimo día, y hasta que queda libre, el recién nacido se asemeja más a una planta que a un niño.»
Plutarco, Cuestiones Romanas, 288C
Nuevos caminos: la llegada de la edad adulta
La edad adulta supone cambios en la vida de las mujeres: el acceso a un nuevo estatus, a nuevos roles y responsabilidades. En algunas culturas este paso en el curso de la vida significa para muchas mujeres el inicio de su vida sexual y reproductiva. En ocasiones este cambio puede estar sancionado ritualmente mediante ceremonias nupciales. El paso a la edad adulta conlleva asimismo nuevos roles económicos. En algunas sociedades implica para las mujeres el abandono del grupo de origen que les vio nacer y el establecimiento en paisajes y comunidades distintos.
La movilidad femenina está bien documentada en el pasado. Estas mujeres viajeras conectaron a gentes distantes y fueron vehículos de transmisión de saberes, tecnologías y prácticas culturales.
Recreación del grupo de neandertales localizados en la cueva del Sidrón (Asturias)
El estudio de ADN fósil de 13 individuos localizados en esta cueva de Asturias revela que en algunos grupos neandertales las mujeres se trasladaban, al llegar a la edad adulta, a un grupo distinto a su comunidad de origen.
Paleolítico Medio. Hace 49.000 años.
Tumba y reconstrucción de la vestimenta de la “chica de Egtved” (Dinamarca)
Cerámica de cocina a mano del asentamiento Cerro del Villar (Málaga)
Análisis de ADN mitocondrial han permitido explorar la movilidad de las mujeres en el Mediterráneo antiguo y la participación femenina en la diáspora fenicia. Los resultados demuestran que mujeres levantinas participaron en estos movimientos migratorios y, asimismo, que mujeres locales se integraron en estas comunidades. Este mestizaje se refleja en las tecnologías y culturas materiales relacionadas con el quehacer cotidiano y el cuidado del grupo en estos asentamientos.
Cultura fenicia. Siglo VIII a. C.
Mujer con ofrenda de panes del santuario púnico de Es Culleram (Ibiza)
Terracota femenina cubierta con un gran velo que alza con una de sus manos. El desvelamiento de la novia era una parte esencial de las ceremonias nupciales. La deposición de estos exvotos en el santuario púnico de Es Culleram nos habla de la peregrinación de mujeres hasta esta cueva para realizar ofrendas a la diosa Tinnit como parte de sus ritos nupciales.
Cultura cartaginesa. Siglos V-II a. C.
Abuelas, sabias y hechiceras
En algunas comunidades ciertas mujeres ganan autoridad a lo largo de la vida. Sus experiencias las hacen depositarias excepcionales de conocimientos cotidianos o de saberes esotéricos y mágicos que guardan y transmiten a las generaciones venideras. Las mujeres maduras mantienen roles muy importantes para sus grupos domésticos. Pueden participar activamente en sus economías, en sus memorias y rituales y en el sostenimiento y cuidado del grupo. En algunos ámbitos sociales e históricos, sin embargo, las mujeres maduras sufren marginación y pobreza, especialmente en contextos, como el nuestro, en el que los discursos patriarcales asocian el valor de la mujer con la fertilidad.
Mujer sentada de Çatalhöyük ( Turquia)
¿Divinidad femenina o poderosa mujer madura? Recientes estudios defienden que esta representación corresponde a una mujer mayor que tendría una importante autoridad en su grupo o comunidad. Su cuerpo obeso, lejos de representar la fertilidad femenina, expresaría el alto estatus de estas personas.
Neolítico. 6000 a. C.
Estela funeraria de Amfarete
Muestra el cuidado del grupo por mujeres mayores. Amfarete, sentada en un klismos, sostiene en su regazo a un bebé. El borde de su himation cubre al pequeño que extiende su brazo derecho hacia ella. El nombre de la mujer está inscrito sobre su cabeza. Esta escena muestra un vínculo escasamente representado: una abuela y su nieto.
Cultura griega. 430 a. C.
Deesa Mare de La Serreta, Alcoy (Alicante)
Esta terracota presenta una figura central de gran tamaño, sentada en un trono que amamanta dos bebés, mientras que a ambos lados se encuentran sus fieles, sendas parejas conformadas por una mujer joven y un individuo infantil, una de ellas tocando la flauta doble. Esta representación muestra a una mujer con un papel protagonista en uno de los espacios públicos más importantes, los santuarios, donde las prácticas rituales se expresan preferentemente en femenino.
Cultura ibérica. Siglo III a. C.
Escena de anciana en copa ática
Geropso, una esclava tracia, acompaña al joven Herakles. Es una de las escasas imágenes de mujeres ancianas del mundo griego clásico.
En las comunidades griegas el cuidado de niños y niñas era una de las tareas asociadas a las mujeres mayores y una opción de supervivencia económica para mujeres pobres o solas. Motivo de burla en las comedias áticas, muchos epitafios, sin embargo, muestran el amor y el respeto hacia estas mujeres por parte de aquellos y aquellas a quien habían cuidado.
Cultura griega. 480-470 a. C.