Tecnologías cotidianas
Quién hace qué
La distribución de los quehaceres diarios varía mucho según el momento cronológico que estemos estudiando. Para la Prehistoria y la Protohistoria se han asignado roles técnicos de una manera sesgada, sin tener datos arqueológicos que permitieran interpretar de forma veraz quién hizo qué. Sin embargo, la aplicación de nuevas tecnologías y una nueva mirada al registro ha hecho posible conocer, en algunos yacimientos, qué hicieron las personas que lo habitaban. No todas las tareas, en todos los tiempos y en todos los contextos, están siempre divididas en función del sexo, sino que, junto a determinados trabajos que pueden ser realizados de forma preferente o exclusiva por grupos identificados con el género masculino o femenino, se detectan otras prácticas que no están codificadas según el sexo.
En el mundo clásico, el trabajo dividido sexualmente convive con una importante cantidad de tareas no sexuadas, en las que hombres, mujeres, niños y niñas colaboran estrechamente, compartiendo incluso los mismos espacios.
¿Pero las mujeres cazaban?
Hasta que en 2020 apareció un esqueleto femenino en el yacimiento Wilamaya Patjxa de Perú, siempre se cuestionó la posibilidad de que las mujeres también cazaran (a los hombres se les daba por supuesto). Esta mujer tenía en su tumba los mismos atributos que un hombre que había sido designado como cazador. Y se hizo la luz… las investigaciones descubrieron que después de examinar los registros de 27 individuos enterrados que pudieron ser identificados claramente como cazadores por sus pertrechos, 16 eran hombres y 11 mujeres. Esto demostraba que la participación femenina en la caza temprana probablemente no fue trivial. Así que la respuesta es sí, algunas mujeres cazaban, otras no, a veces solas, a veces en grupo, animales pequeños o grandes, en el registro arqueológico está la respuesta.
La metalurgia: conocimiento y técnica
El proceso metalúrgico en la Prehistoria se entiende como un trabajo cotidiano realizado en el interior de los espacios domésticos de los poblados de la Edad del Bronce. De ahí, entendemos que, independiente de la escala de la producción, el trabajo de la metalurgía es doméstico y se desarrolla en el marco de la vida cotidiana.
Teniendo en cuenta esta asociación de espacio doméstico, de producción y metalúrgico, no encontramos ninguna razón para dejar fuera de ella a las mujeres del pasado.
Eva Alarcón García “La metalurgia en la edad del Bronce”
Una de romanas
La necesidad de trabajar, con el objetivo de obtener a cambio una remuneración, era algo considerado negativo para la mentalidad aristocrática romana, para la que solo el cultivo de la tierra era honorable. A pesar de ello, mujeres humildes desde edades muy tempranas se vieron en la obligación de contribuir a su sustento y al de sus propias familias, más allá de las actividades de mantenimiento. Esta realidad se documenta en diferentes profesiones: molineras, médicas, vendedoras de pan, ornatrices, músicas, hilanderas, perfumistas o zapateras.
Carla Rubiera Cancelas «La esclavas romanas»